Consecuencias
Investigaciones realizadas por (PLP Psicólogos en el año 2017) Este trastorno neuropsiquiátrico se caracteriza por la aparición de tics físicos y vocales que pueden ser simples o complejos. Es un problema que, por lo general, aparece asociado a:
– La
hiperactividad.
– La ansiedad.
– El trastorno
obsesivo – compulsivo.
– La
depresión.
Lo habitual es que estos movimientos involuntarios o reflejos empiecen a desarrollarse
durante la infancia, llegando a ser problemáticos en la etapa de la
adolescencia. Esto se debe a que los jóvenes, debido a estos tics, comienzan a
tener problemas de tipo social-afectivo. Al ser un trastorno
hereditario no existe una cura definitiva para el síndrome de la tourette.
No obstante, sí se pueden minimizar los movimientos reflejos con:
1. Terapia cognitivo – conductual, basada en técnicas
psicológicas que mejoran las habilidades físicas y mentales.
2. Medicamentos que reduzcan los efectos de los tics, para
que el paciente pueda desarrollar una vida lo más normal posible.
Las personas que sufren este tipo de trastorno suelen padecer además,
otra serie de consecuencias que también afectan a su vida diaria. Pensar
constantemente en los tics hace que estos pacientes:
– No pongan
atención a otras cosas importantes.
– Padezcan de
cansancio y fatiga.
– Tengan
problemas para leer, conducir, etc.
– Sufran
discriminación social.
Todas las actividades psicológicas orientadas
a disminuir este problema han de ser tranquilas y progresivas, ya que el exceso
de entusiasmo puede provocar resultados indeseados que agraven aún más este
problema. Lo que nunca se debe hacer es intentar corregir a un amigo o familiar
que padezca este síndrome. Lo mejor es dejar que se expresen y se comuniquen a
su ritmo.
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